El día 30 de diciembre, para despedir el año, volvimos a la Suerte Ampanera a continuar con el proyecto. En esta ocasión, nos acompañaron vari@s peques, que pudieron decorar más cajas refugio de murciélagos.
Una para Ainara y su hermano pequeño Raimundo.
Otra para los también hermanos Marta y Juan.
Otra para las hermanas Eva y Cristina, y su nueva amiga Ariadna.
Y la última para los amigos Javi y Leo.
Aunque en el día nos acompañaron bastantes adultos, les dejamos todo el protagonismo a l@s peques, que realizaron las acciones que les encomendábamos, totalmente encantados, siempre supervisados por papás y mamás.
Después de decorar las cajas refugio de los murciélagos, nos tocaba ir a plantar los penúltimos arbustos que nos quedaban.
Aquí tomó más protagonismo la sección juvenil que nos acompañó, compuesta por los hermanos Christian y Mario, que también ayudaron en la plantación y asesoraron a los alevines del grupo.
El día 7 de enero, ya con el nuevo año, y para celebrar el día de reyes, nos dimos cita de nuevo para construir un par de majanos e incorporar un par de cajas nido más para mochuelos.
En esta ocasión repitieron Ainara, Eva y Cristina. Además vino Delia, prima de las dos últimas, y también Adrián y su amigo Romeo.
En el camino hacia el lugar apropiado para construir los majanos, y después de ladrarnos convenientemente, en su función de pastores y cuidadores del rebaño de cabras, se acercaron a recibir su ración de caricias, dos de los mastines que hay en la finca.
Llegados al lugar elegido, dimos las explicaciones de qué era lo que íbamos a realizar.
Y después de las consignas necesarias para que no hubiera ningún accidente, nos pusimos manos a la obra.
Después de aportar un buen número de piedras, alojamos la caja nido de madera, que debíamos tapar y dejar solo la entrada al descubierto.
Como siempre, l@s peques encantados de colaborar, y coger piedras que normalmente no les dejarían coger sus papás y mamás.
Y así de orgullos@s posaban ante la faraónica obra en lo que acordamos bautizar como urbanización "La Piedra"
Nos quedaba construir un segundo majano, así que elegimos otro lugar apropiado, adehesado, donde podríamos atraer a los mochuelos.
Después de colocar la caja, añadimos un par de centímetros de espesor de tierra en su interior, ya que los mochuelos no construyen nido, y realizan la puesta sobre la tierra que queda en los huecos de muros y amontonamientos de piedras donde se reproduce.
Como en la urbanización anterior, debíamos cubrir la caja de madera con piedras.
En esta ocasión la urbanización fue bautizada como "El Pedrolo".
Para finalizar la jornada y después de tomar un tentenpié, ejercimos de pastores y alimentamos al rebaño de cabras con ramillas de encina, de las que las hojas les encantan.
Un divertido y entretenido final de jornada.