Por tercer año consecutivo hemos realizado con éxito la introducción de lechuzas en la finca colmenareña "La Suerte Ampanera".
Cumpliendo con el acuerdo de colaboración que ANAPRI estableció con el centro de recuperación de rapaces nocturnas BRINZAL, el pasado 1 de mayo, acudimos al centro a recoger los pollos de lechuza asignados para este 2022.
Allí nos recibió Iván y nos hizo entrega de los tres pollos para esta temporada. Convenientemente acomodados en una caja de cartón, para evitar al máximo posible el estrés, y sin perder un momento, nos desplazamos hacia la finca de producción ecológica "La Suerte Ampanera".
Al llegar avisamos a Rafa, gestor de la finca, y reunimos a las personas que estaban visitando las instalaciones, además de a los propios socios de nuestra asociación.
Explicamos a los asistentes en qué consiste el hacking o cría campestre, y el porqué de la necesidad de realizarlo. Básicamente los pollos de lechuza son cedidos por BRINZAL con una edad suficiente como para termoregular su cuerpo, y ser capaces de alimentarse solos, con la comida que se les proporciona. En este sentido, es fundamental la participación de Rafa y sus empleados, ya que diariamente tienen que echar de comer a las lechuzas.
El reducido número de parejas reproductoras en la Comunidad de Madrid y el declive de los últimos años, hace que este reforzamiento "artificial" de las poblaciones sea necesario.
Igual de fundamental es para nosotros la participación de l@s niñ@s presentes, ya que consideramos absolutamente necesaria la educación ambiental para aumentar el cariño hacia la naturaleza por parte de l@s peques, ya que en un futuro serán los que tomen decisiones al respecto.
Después de todas las explicaciones, procedimos a introducir a las lechuzas en su nueva casa.
A medida que las lechuzas van creciendo, se asoman a la "terraza" y reconocen el lugar donde está situada la caja nido, y por una característica conductual llamada filopatría, tienen tendencia a quedarse o volver a criar donde han nacido.
A finales de junio abandonaron la caja y comenzó el incierto periodo de dispersión juvenil, donde la supervivencia se hace complicada. Aún así, van ya 13 pollos criados en la finca, y aunque todavía no se ha establecido ninguna pareja en las diferentes cajas nido distribuidas en las naves y pajar, no perdemos la esperanza e ilusión de que ese hecho se produzca más pronto que tarde, y en cualquier caso, gozamos de la satisfacción de haber hecho el trabajo necesario para que un buen número de lechuzas hayan pasado a reforzar la escasa población de nuestro territorio.