miércoles, 11 de febrero de 2009

Laguna de "El Campillo"

Los días 7 y 8 de febrero realizamos las salidas programadas a la laguna de "El Campillo". A las 10h de la mañana comenzamos nuestros recorridos desde el parking. Empezamos la senda por un camino que transcurre entre la propia laguna y las vias del tren. En un primer momento, nos sobrevino un pensamiento sobre la fragilidad y las dificultades de conservación de estos parajes enclavados en el parque regional del Sureste, pero un poco más adelante pasó a un segundo plano al aparecer, de repente, con buen caudal, el río Jarama. Olvidados ya de las infraestructuras ferroviarias y metidos en un ambiente más natural, mirando a un lado y a otro, pudimos ver ánades reales, fochas comunes, patos cuchara y cormorán grande. En la laguna también había gaviotas sombrías y reidoras y, en el centro, un ánsar común (Anser anser). En principio, pensamos que podía ser doméstico pero el no verlo el domingo demuestra que se trataba de un ave salvaje, perfectamente posible por encontrarnos en fechas en las que numerosos bandos están sobrevolando los cielos de Madrid en su regreso a sus cuarteles de cría.


Después de tan agradable paseo, visitamos el Centro de Educación Ambiental "El Campillo", donde en un audiovisual pudimos hacernos a la idea del gran valor que atesora el parque regional del Sureste, tanto en variedad de hábitat como de especies vegetales y animales que en ellos viven. Una muy cuidada exposición nos explica la fauna del pasado, la actual, así como la creación de la laguna y su importancia.


Con un buen sabor de boca, abandonamos el centro y proseguimos nuestro camino.
En la esquina este de la laguna y alertados por un reclamo poco conocido, observamos algo en vuelo bajo que se posaba en los carrizos. No sin dificultades y en un corto periodo de tiempo, un calamón común (Porphyrio porphyrio) nos brindó la oportunidad de observarle y, al poco, se perdió entre la vegetación.

Chovas piquirrojas, grajillas, urracas, pito real, petirrojos, carboneros, herrerillos, avefrías y un aguilucho lagunero quisieron poner su granito de arena para que las rutas fueran entretenidas. Por su parte, los árboles sin hojas pusieron al descubierto obras de arte arruinadas por el tiempo, me estoy refiriendo a los nidos viejos del pájaro moscón.
Como curiosidad y finalizando la ruta del domingo, una cigüeña blanca persiguiendo y expulsando de su territorio a un halcón peregrino.

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