jueves, 24 de marzo de 2016

Sapos corredores.

El otoño-invierno tan seco que hemos tenido no presagiaba nada bueno para la nueva temporada reproductora de nuestros anfibios, pero afortunadamente, las lluvias de los últimos días, han cambiado favorablemente la situación.
Esta mañana, al revisar unas charcas en la dehesa de Navalvillar, me he encontrado con una grata sorpresa.
Acostumbrado a buscarlos en las noches templadas primaverales, en las que cantan sin descansar, no podía imaginar lo que me iba  a encontrar.
La noche ha sido fría, unos 0 grados. En las orillas, me he encontrado algunos individuos inmóbiles, paralizados quizás por las bajas temperaturas del momento.

Sapo corredor (Bufo calamita)

Algunos emparejados en Amplexus axilar, que es la manera de reproducirse en esta especie y que consiste en que el macho abraza a la hembra por las axilas. El amplexus puede durar varias horas.

Amplexus de sapo corredor.

Me he encontrado una pareja fuera del agua y varias dentro.

Amplexus de sapo corredor.

También he sorprendido a alguna hembra poniendo, o al menos, con el cordón de huevos adherido a su parte posterior.

Hembra de sapo corredor poniendo

Algunos individuos estaban con la cabeza fuera, y todo el agua de alrededor con una ligera capa de agua congelada.
Ya había abundantes puestas. En menos de dos semanas, habrán salido los renacuajos, ya que el desarrollo embrionario en esta especie es muy rápido.

Puestas de sapo corredor

He descubierto a algunos individuos más espabilados, que se dirigían apresuradamente a refugiarse al cobijo de las ramas de algunos arbustos como zarzas y rosales silvestres cercanos.

Sapo corredor (Bufo calamita)

En total he contabilizado 40 individuos en cuatro charquitas, en apenas unos 50 metros.

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