domingo, 28 de mayo de 2017

Revisión de cajas nido en la Suerte Ampanera.

El pasado domingo 22 de mayo realizamos una jornada de educación ambiental con revisión de las cajas nido de la Suerte Ampanera. Llevamos un control de las cajas nido, tomamos datos de las especies que las ocupan, fechas y tamaños de puesta, además de anillar a pollitos y adultos.

Caja con nido de Herrerillo común. Foto Eduardo Ramírez.

Al tratarse de una finca de producción ecológica de quesos y productos lácteos de cabra, y al ser un encinar joven con pocos huecos donde poder criar las aves insectívoras, el colocar cajas nido, hace que las acepten y utilicen en gran número.
Nuestros principales ocupantes son los herrerillos comunes. La mayoría de las cajas que teníamos para carbonero común, las hemos tenido que adaptar, reduciendo el orificio de entrada ya que entraban en competencia con los gorriones comunes, que al ser más fuertes, se estaban quedando con todas las cajas. Al contrario que en las grandes ciudades, en la finca abundan y nuestro objetivo principal es que haya aves insectívoras, para mantener el encinar en un equilibrio óptimo evitando posibles plagas.
El anillamiento científico consiste en poner una anillita de aluminio con un código alfanumérico único, a modo de DNI.
Entre los datos que se pueden obtener podemos nombrar el de un herrerillo que anillamos como pollito en 2015, que en 2016 sacó 10 pollitos adelante y que en este 2017 está sacando 11 pollitos.

Anillamiento de pollo de herrerillo común Foto de Eduardo Ramírez.
Tenemos cajas de diferentes tamaños para diferentes especies. Las medianas que pusimos con la ilusión de que las ocuparan los autillos o alguna abubilla, están ocupadas al completo por estorninos negros. En algunas cajas ya están volando los pollos y en otras ya hay segundas puestas.

Pollo de estornino negro asomando la cabeza. Foto de Eduardo Ramírez.
En nuestro recorrido revisando cajas, nos encontramos con esta culebra atrapada en la alambrera. Creemos que es una joven culebra bastarda (Malpolon monspessulanus). Era una culebra de un poco más de un metro. Al acercarnos comprobamos que estaba viva, así que procedimos a la operación rescate.

Culebra bastarda atrapada en alambrada. Foto Eduardo Ramírez.
En un principio intentamos sacarla tirando hacia atrás. La bicha soltaba buenos bufidos intimidadores, sin saber, que lo que pretendíamos era ayudarla. Estaba tan justa que al tirar, las escamas se levantaban e inmpedía que pudiera salir en esa dirección, así que recurrimos a romper un poco la alambrera con unos alicates y la culebra huyó sin aparentes lesiones y con el susto de haber tenido unos humanos tan cerca.
Para Rafa, propietario de la finca, las culebras son un bien preciado, ya que se acercan a las construcciones y acaban con un montón de ratones.

Culebra bastarda atrapada en alambrada. Foto Eduardo Ramírez.
Continuamos y pudimos anillar también a un adulto de herrerillo capuchino. Al manipularle para determinar la edad, descubrimos con sorpresa, que tenía la mayoría de las plumas primarias de un ala, partidas por la mitad. A saber que habrá vivido el pajarillo para hacerse eso.

Anillamiento de Herrerillo capuchino. Foto Eduardo Ramírez.
Pasaban las diez de la mañana y era momento de ir regresando para recibir a los niños y socios que iban a disfrutar de esta jornada de revisión de cajas nido y anillamiento científico.

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