Después de recoger, a eso de las 11:00h, a los participantes en la jornada, nos dirigimos hacia el lugar donde tenemos las cajas nido. Una chivita decide venirse con nosotros, abandonando a los cientos de congéneres con los que estaba, pensando quizás que ser humano mola más.
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Foto: Eduardo Ramírez. |
Llegados a la zona y tras acomodarnos en la acolchada pradera, procedemos a explicarles la utilidad de colocar cajas nido en algunos parajes, así como el por qué del anillamiento científico.
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Foto: Eduardo Ramírez. |
Todos mostraron gran interés, incluída nuestra alumna más aventajada, la cabrita que nos acompañó.
Hay que decir que muchos de los niños participantes ya estuvieron presentes en otra ocasión ayudándonos a colgar las cajas nido con sus propios nombres.
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Foto: Eduardo Ramírez. |
Sólo nos quedaba dirigirnos con nuestra escalera a alguna de las encinas, para bajar las cajas nido y comprobar su ocupación.
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Foto: Eduardo Ramírez. |
La cara de alegría y satisfacción de los niños al ver que estas medidas dan resultado no tiene precio.
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Foto: Eduardo Ramírez. |
Por último, resaltar la implicación de los niños a la hora de ayudar en lo que hiciera falta, como transportando la escalera.
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Foto: Eduardo Ramírez. |
Una jornada de educación ambiental muy satisfactoria y, que sin duda, seguiremos repitiendo.
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