lunes, 29 de octubre de 2012

Excursión por cañada del Grajal y del Zahurdón

El pasado sábado 27 de octubre realizamos una salida por las cañadas de el Grajal y el Zahurdón, en Colmenar Viejo (Madrid). Estas cañadas están en el interior del parque regional de la cuenca alta del Manzanares.


El recorrido que realizamos transcurre entre encinares-enebrales y algunas zonas más húmedas con fresnedas.
En los campos ocupados por ganado vacuno, abundaban los pinzones vulgares, que se afanaban en buscar alimento por el suelo.



En las cercanías, resonaba el reclamo de los abundantes petirrojos, que en estas fechas, ocupan los campos colmenareños, siendo muy frecuentes las observaciones de individuos perchados en las ramas de las encinas, cantando o persiguiéndose entre ellos.
También alegraron la mañana los cantos de las totovías y los de algunos trigueros, unos en vuelo y los otros desde lo alto de alguna encina.


Mientras, el onomatopéyico charrr-charrr, ponía al descubierto a un buen número de zorzales charlos, que de vez en cuando, posaban también en las ramas altas de los árboles.


Nos llamó mucho la atención, el elevado número de colirrojos tizones que pudimos observar. Unos 20 individuos, que desde rocas y cardos, se lanzaban al suelo en busca de algún insecto que llevarse al estómago.



Esta zona es una de las pocas del territorio colmenareño donde se pueden observar arrendajos. Vimos algunos, pero su estremada desconfianza, no nos permitió sacarles ninguna foto.
Mucho más abundantes, los rabilargos se dejaron ver cruzando los caminos en varias ocasiones, mientras algún gorrión chillón se alimentaba en el suelo y siempre acompañados por los reclamos de las cornejas presentes en la zona.
Especial alegría nos dió la observación de varios picogordos en las ramas altas de unos fresnos.
De muchas de las especies de aves, nos tuvimos que conformar con escuchar sus reclamos. Así ocurrió con las currucas cabecinegras y un mochuelo.
Al pito real pudimos observarle escasos segundos posado en un murete de piedra, antes de emprender vuelo. Luego su relinchar se repitió en varias ocasiones durante nuestro recorrido.
También nos sorprendió gratamente la presencia de una abubilla. La mayoría de ellas se encuentran ya en África, pero siempre hay un pequeño número de invernantes que se quedan por estas tierras colmenareñas.


Durante el regreso, comenzamos a ver en el cielo buitres cicleando. La mayoría leonados y algun buitre negro entre ellos, además de un cuervo y un ratonero.
Así terminó una jornada que amenazaba lluvia y que al final nos brindó unos cálidos rayos de sol.

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