Pico San Pedro sobre un mar de nubes. |
La ascensión nos depara estar por encima de un mar de nubes, y nos muestra unos paisajes espectaculares.
Comenzamos a observar rabilargos y cornejas, algún colirrojo tizón y varios zorzales charlo.
Zorzal charlo (Turdus viscivorus) |
A lo lejos, divisamos al objetivo de nuestra salida. Enriscadas, probablemente por el incesante ladrido de un perro en la zona baja, descubrimos un rebaño de unas 40 cabras monteses. Todas hembras y cabritillos y solo un par de machos adultos.
Cabras montesas |
Los buitres comienzan a revolotear intentando coger alguna térmica. Uno de ellos se acerca en su vuelo circular al lugar donde están las cabras, momento en el que éstas se pegan una pequeña carrera huyendo de lo que debieron pensar que podría ser su depredador alado, el águila real. Falsa alarma, al contrario de lo que pretenden difundir infinidad de bulos, el buitre no ataca, es un ave carroñera.
Cabras montesas |
Seguimos ascendiendo y disfrutando del mar de nubes y los paisajes, y pensando en lo que nos habríamos perdido si nos hubiéramos quedado en casa.
Por momentos, la niebla nos absorbe, pero igual que viene, se va.
No volvemos a ver más cabras. Lo que si vemos son algunos buitres que levantan el vuelo y cuando son engullidos por las nubes, algunos de ellos, deciden volver a posarse en las rocas esperando mejores condiciones para el planeo.
Buitre leonado (Gyps fulvus) |
Después de esto, emprendemos la retirada, con la sensación y la suerte de haber disfrutado de un día muy particular.
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