A lo lejos, siempre cerca de los carrizos donde encuentran alimento y protección, un par de calamones se desplazaban elegantemente con su bonito color añil.
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Calamones (Porphyrio porphyrio) |
Más cerca, una de las frágiles cigüeñuelas, decidió brindarnos unos cercanos minutos de observación.
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Cigüeñuela (Himantopus himantopus) |
Entre las ardeidas, la más abundante sin duda, era la garceta común, que se contaba por centenares.
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Garceta común (Egretta garcetta) |
Un par de representantes de la enorme garceta grande, también deambulaban por la laguna.
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Garceta grande (Casmerodius albus) |
En unos tarays en una islita del centro, una veintena de moritos descansaba con la protección que les proporciona el agua.
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Moritos (Plegadis falcinellus) |
Y un par de flamencos jóvenes y poco asustadizos, se acercaban al observatorio. Aunque el colorido no es tan espectacular como el de los adultos, su peculiar pico y forma de alimentarse, nos tuvo entretenidos otro buen rato.
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Flamencos (Phoenicopterus ruber). |
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