Las cabras monteses de la sierra, se desenvuelven con gran soltura por las zonas escarpadas y estas moles graníticas, donde encuentran tranquilidad y refugio. Tuvimos la suerte de captar esta bonita imagen de los roquedos con la luna de fondo.
Después de subir un poco más, descubrimos a este par de machos adultos con varias hembras y cabritillos. Tienen un comportamiento gregario, cambiante en su composición, dependiendo de la época del año.
Cabras monteses (Capra pyrenaica) |
Este ungulado es una especie ibérica endémica y aunque aquí en la sierra tenemos una buena población, está ausente en otras zonas montañosas peninsulares.
Cabras monteses (Capra pyrenaica) |
Después de pastar y ramonear la vegetación existente entre las rocas, pudimos descubrir a la pequeña manada descansando tumbados al sol.
Cabras monteses (Capra pyrenaica) |
Mientras observábamos a las cabras, tuvimos la grata visita de un águila real que surgió por encima de los roquedos y se dejó ver durante un rato. Algunos buitres leonados, además de cuervos y cornejas, cruzaron en vuelo en varias ocasiones y un macho de roquero solitario posó durante varios segundos en lo alto de un enebro.
Roquero solitario (Montícola solitarius). Foto: Eduardo Ramírez |
Después de estos últimos avistamientos, decidimos que ya era hora de regresar.
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