martes, 20 de diciembre de 2016

Cabras monteses.

El pasado domingo hicimos nuestra salida anual en busca de las cabras monteses en la sierra de Guadarrama. Convenientemente abrigados con gorro y guantes, nos dispusimos a andar en constante pendiente durante unos 45 minutos hasta llegar a la zona prevista. Durante la subida, las aves más comunes eran los escribanos montesinos, que aunque abundantes, se mostraron bastante esquivos. Algunos carboneros comunes, algún mirlo y algunos pardillos, fueron otras de las aves que pudimos observar. Una vez arriba, buscando por las rocas, descubrimos a un par de cabras que nos mostraron su adaptabilidad a estos terrenos rocosos.


Las cabras monteses de la sierra, se desenvuelven con gran soltura por las zonas escarpadas y estas moles graníticas, donde encuentran tranquilidad y refugio. Tuvimos la suerte de captar esta bonita imagen de los roquedos con la luna de fondo.


Después de subir un poco más, descubrimos a este par de machos adultos con varias hembras y cabritillos. Tienen un comportamiento gregario, cambiante en su composición, dependiendo de la época del año.

Cabras monteses (Capra pyrenaica)

Este ungulado es una especie ibérica endémica y aunque aquí en la sierra tenemos una buena población, está ausente en otras zonas montañosas peninsulares.

Cabras monteses (Capra pyrenaica)

Después de pastar y ramonear la vegetación existente entre las rocas, pudimos descubrir a la pequeña manada descansando tumbados al sol.

Cabras monteses (Capra pyrenaica)

Mientras observábamos a las cabras, tuvimos la grata visita de un águila real que surgió por encima de los roquedos y se dejó ver durante un rato. Algunos buitres leonados, además de cuervos y cornejas, cruzaron en vuelo en varias ocasiones y un macho de roquero solitario posó durante varios segundos en lo alto de un enebro.

Roquero solitario (Montícola solitarius). Foto: Eduardo Ramírez

Después de estos últimos avistamientos, decidimos que ya era hora de regresar.

No hay comentarios: