martes, 13 de septiembre de 2016

Verano en la dehesa 2

Como todo el mundo sabe, el verano se caracteriza por la falta de lluvias y la escasez de agua, secándose charcas y arroyos. Estas circustancias hacen que los puntos de agua predecibles y seguros sean los abrevaderos preparados para el ganado. En estos lugares, la concentración y el avistamiento de fauna está asegurado.
Todas las aves de la zona lo visitarán en uno u otro momento del día, con una prioridad vital, que es beber, y una segunda menos vital, pero igual de importante, que es darse baños para mantener su plumaje en perfecto estado.

Picogordo (Coccothraustes coccothraustes)

En una mañana, se pueden observar más de 20 especies diferentes, sin apenas esfuerzo y con paciencia. Acoplados a la sombra de algún fresno, zarza o cualquier otro arbusto o árbol, a una distancia correcta y prudencial, y con el necesario apoyo de unos prismáticos, se podrá disfrutar enormemente de toda la fauna que va a desfilar delante de nosotros.
Desde los más comunes como gorriones, verdecillos, verderones, jilgueros, pinzones, hasta otros menos numerosos como el picogordo, en la foto de arriba.
También hay hueco para las sorpresas. El final del verano coincide con la migración de las aves, momento en el que cualquier pajarillo, ausente de estos parajes durante todo el año, puede hacer acto de presencia. En este caso, encontramos un escribano hortelano, ave típica de montaña. En el cercano Pico de San Pedro es un ave reproductora.

Escribano hortelano (Emberiza hortulana)

Pero como ya hemos comentado, cualquier animal necesita el agua para vivir, por lo que no es difícil sorprender también a algunos mamíferos como el zorro. Un par de juveniles, probablemente hermanos, se acercaron en este día a saciar su sed.

Zorro (Vulpes vulpes)

Aunque de carácter bastante asustadizo, quizás por ser una especie cinegética perseguida durante muchos años por el ser humano y sus escopetas, motivo que la ha llevado a un precario estado de conservación, habiéndose reducido enormemente sus poblaciones, un par de tórtolas muy recelosas y desconfiadas, también bajaron a beber del pilón.

Tórtola europea (Streptopelia turtur)

Por allí pasaron también carriceros comunes, mosquiteros musicales, papamoscas cerrojillo, papamoscas gris, colirrojos reales y esta urraca de impresionante colorido. Aparentemente blancas y negras, las urracas tienen unas irisaciones verdes y azules metalizadas que resultan muy visibles y guapísimas cuando el sol las ilumina.

Urraca (Pica pica)

Por último, delante de mí desfilaron todas las currucas. Rabilarga, cabecinegra, tomillera, mosquitera, zarcera, capirotada y mirlona.

Curruca mirlona (Sylvia hortensis)

Todo un placer disfrutar de toda esta fauna en su quehacer diario, sin apenas esfuerzo, en, no me canso de decirlo, un paraje tan privilegiado como la dehesa de Navalvillar.

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