domingo, 13 de noviembre de 2011

Sobre el descubrimiento de algunas especies por las señales de otras

Ocurre muchas veces, en nuestras salidas al campo, el descubrimiento de algunos depredadores por las señales de alarma de otras especies.
Es común descubrir en zonas urbanas a gatos por señales de alarma de mirlos. En el campo, no son pocas las veces que hemos descubierto zorros por la enorme algaravía que levantan las urracas a su alrededor.
A continuación voy a narrar el descubrimiento de tres especies diferentes que me han sucedido en el último mes.
Paseando por una de las múltiples cañadas de Colmenar Viejo (Madrid), salió del suelo un milano real. Al poco llegaron varias urracas y empezaron a revolotear alrededor de un punto concreto lo que me hizo pensar que el milano se había dejado parte de su desayuno. Y efectivamente así fue.


Mientras las urracas se peleaban y perseguían, pude ver como un buitre negro se dirigía a la zona y en descenso rápido bajo a los restos de un conejo. Seguidamente bajó otro individuo y sin nada que llevarse a la boca permanecieron en el suelo durante un rato y levantaron vuelo después de dar buena cuenta de los diminutos restos que había dejado el milano.


En este caso, los buitres hicieron uso de una de sus estrategias de búsqueda de alimento, la vigilancia de las concentraciones de urracas.



En otra ocasión, de una encina surgian señales de alarma de un grupo de pinzones vulgares. Al acercarme, salió de entre las ramas un mochuelo, causante sin duda de la inquietud de estos pinzones.



Por último, las señales de alarma de un cernícalo vulgar, me ayudó a descubrir a un azor. Tras ver en primer lugar al cernícalo en vuelo, le seguí con los prismáticos y ví como se tiraba en picado en repetidas ocasiones a lo alto de un enebro donde se encontraba este azor, que aguantó tres envestidas para seguidamente abandonar la zona.

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