En las últimas tres semanas, hemos salido varias veces a disfrutar de la naturaleza en los atardeceres veraniegos, cuando el calor dejaba de ser intenso.
Uno de los sitios que hemos visitado ha sido el Cerro Marmota, desde donde hay unas vistas increíbles sobre el monte y embalse de El Pardo.
Por allí seguían sin emanciparse los jóvenes aviones roqueros que ya han volado del cercano nido.
Aunque el monte de El Pardo tiene mucho entretenimiento.
La búsqueda principal en estas fechas son las cigüeñas negras que hacen una parada en el embalse, antes de emprender de nuevo su migración hacia África. El día 19 de agosto pudimos observar 12 individuos.
Ya en la retirada, disfrutamos de la espectacular luna roja que salió por el horizonte.
Un par de días más tarde, nos fuimos al embalse de Guadalix.
Allí pudimos disfrutar de las concentraciones de ardeidas, principalmente garcillas bueyeras.
Mezcladas en los dormideros, observamos garceta común, garceta grande y garza real.
Tuvimos la suerte de descubrir a una preciosa garza imperial.
Y al caer la luz comenzaban a dejarse ver los martinetes, de hábitos más crepusculares.
La constante observación nos llevó a descubrir, en varias ocasiones, al colorido martín pescador.
Ya en septiembre, concrétamente el día 4, volvimos al cerro Marmota.
Observamos como siempre, grupos de gamos, ciervos y jabalíes. También algún águila imperial.
Los aviones roqueros seguían en la zona, deleitándonos con sus idas y venidas.
De nuevo, nuestra atención especial en detectar el número de cigüeñas negras presentes.
En esta ocasión, el número era la mitad que la vez anterior, en total 6 individuos.
Aunque algunas de ellas las pudimos observar un poco más cercanas a través de nuestros telescopios.
Al anochecer, en el camino de vuelta, buscamos y encontramos al peculiar chotacabras pardo o cuellirrojo.
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