Alertados por el aviso de uno de los monitores que decía que había un buitre en el huerto-invernadero, acudimos raudos y veloces a comprobar que lo que decía era verdad.
Al llegar, comprobamos que efectivamente era cierto. Se trataba de un buitre leonado joven, nacido éste año, aparentemente en buen estado, pero que ante la duda de su estado físico, decidimos avisar a los guardas forestales de la zona.
Durante la espera le estuvimos observando. Se mostraba aparentemente tranquilo y su único afán era beber de un pequeño charco que había en el camino central del huerto.
Los monitores aprovechamos para mostrar a los niños presentes en el campamento una estampa única que difícilmente puedan repetir, el hecho de poder presenciar un buitre leonado a escasos metros de distancia.
Entre las posibles causas de la caída del buitre en el huerto barajamos varias: Su posible debilidad causada en el periodo de emancipación de los progenitores, al no ser capaz de conseguir el alimento necesario para estar fuerte; la inexperiencia al coger las corrientes térmicas, que le hubieran podido haber agotado al tener que batir las alas en exceso o un posible atracón que le pudiera haber impedido volar con soltura.
Al final de la mañana llegó un agente forestal que con una manta consiguió atraparle y que se encargó de trasladarle al centro de recuperación de fauna de Soto de Viñuelas.
Todas las fotos han sido cedidas por nuestro querido compañero granjero Jimmy.
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