Repasando las citas recogidas en los Anuarios ornitológicos de Madrid, publicados por SEO-Montícola, desde 1996 a 2006, nos encontramos con que hay un total de 36 citas, más una de Jose A. Matesanz correspondiente a 2006 que no ha sido publicada.
En estos 11 años, las citas se reparten de la siguiente manera:
4 citas en 1996. 2 citas en 1997. 1 cita en 1998. 6 citas en 1999.
9 citas en 2000. 8 citas en 2001. 1 cita en 2002. 1 cita en 2003.
4 citas en 2004. Sin citas en 2005. 1 cita sin publicar en 2006.
Por meses, la distribución es la siguiente:
5 citas en Octubre. 11 citas en Noviembre. 6 citas en Diciembre. 0 citas en Enero.
1 cita en Febrero. 9 citas en Marzo. 5 citas en Abril.
De esta distribución de las citas se puede llegar a la conclusión de que en Madrid, el Mirlo capiblanco se comporta como invernante raro y es más fácil de detectar en los pasos migratorios, igualmente con cifras reducidas.
El número total de aves detectadas en cada cita se distribuye de la siguiente manera:
18 citas de un sólo individuo. 7 citas de 2 individuos. 4 citas de 3 individuos.
Ninguna cita con 4 individuos. 1 cita con 5 individuos. 1 cita con 6 individuos.
1 cita de 7 individuos. 3 citas de 8 individuos. 1 cita de 12 individuos.
y una cita con 15 individuos.
No se observa ningún patrón claro de migración entre sexos y edades, siendo observados indistintamente, machos, hembras y juveniles.
Como curiosidad, de las 37 citas, 4 han sido efectuadas en Colmenar Viejo y de ellas 3, lo han sido en el Pico San Pedro (en la foto).
1 ind. en el cerro San Pedro el 15-Marzo-1996. (D. Perez del Molino).
1 macho en el Río Manzanares el 12-Abril-1999. (Jose Antonio Matesanz).
2 ind. en el cerro San Pedro el 25-Marzo-2004. (C. Sanz Pérez, J. A. Sanz Pérez, T. Perdiguero, J. Castro).
7 ind. incluidos machos y hembras adultos y juveniles, en cerro San Pedro el 1-Noviembre-2006. (Jose Antonio Matesanz Garcia).
A esta última cita corresponden las fotos que ilustran esta entrada y se produjo tras escuchar un reclamo poco conocido, momento en el cual pude observar como se posaban en uno de los pocos árboles que quedan en el Pico San Pedro, un Enebro, y se alimentaban de sus frutos.
El Pico San Pedro es un cerro de 1425m de altitud, con poca vegetación como consecuencia de repetidos incendios.
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