jueves, 13 de julio de 2023

Cuarto año consecutivo de introducción de lechuza común (Tyto alba) en la Suerte Ampanera.

Un año más, y van cuatro, introdujimos con éxito, pollos de lechuza común en la finca de producción ecológica, la Suerte Ampanera.


El proyecto surge de la necesidad de intentar aumentar la población de esta especie de rapaz nocturna, cuyas poblaciones están en un gran declive en la Comunidad de Madrid.


Para lo cual, contamos con la colaboración del hospital de recuperación de rapaces nocturnas BRINZAL, y de la finca de producción ecológica la Suerte Ampanera.


En esta ocasión BRINZAL nos cedió cuatro pollos, haciendo un total de 17 lechuzas introducidas durante los cuatro años.




La labor de alimentarlas para que se terminen de desarrollar y vuelen, corre a cargo de Rafa (gestor de la finca), y los empleados. Todos los días, en la rutina diaria del trabajo de la granja, una persona se encarga de echarlas de comer dentro de la caja nido, sin que les vean.
Teniendo en cuenta, la tendencia que tienen las lechuzas de volver a criar donde han nacido (filopatria), ANAPRI, tenemos colocadas por las diferentes construcciones y naves de la granja, varias cajas nido diferentes a la utilizada para la introducción, para que en caso de que vuelvan y formen alguna pareja, tengan varias opciones donde elegir.
La otra gran labor de ANAPRI, tiene que ver con la educación ambiental.



El 21 de mayo, nuestr@s compañer@s Nuria y Fabián, recogieron los pollos de lechuza en las instalaciones de BRINZAL, y las trasladaron hasta la Suerte Ampanera. Allí, con gran curiosidad y emoción, esperaban más de 70 personas para vivir este momento tan especial.




Tras una primera explicación sobre el proyecto y la especie, comenzamos a sacar los pollos de uno en uno, y pudimos contemplar las caras de fascinación de todos los presentes.



En especial, la de tod@s l@s peques que acudieron a la convocatoria.





Después del disfrute general de los asistentes, procedimos a meter a los pollos en el hacking, o caja nido para la cría campestre.





Después de tres semanas los pollos ya habían abandonado la caja, aunque alguno de ellos, seguía visitándola en busca de comida fácil que se les sigue suministrando, hasta que comprobamos, mediante nuestras cámaras de vigilancia, que durante varios días consecutivos no vuelven.
Un año más objetivo cumplido satisfactoriamente. Ahora solo queda esperar que sobrevivan y se forme una pareja.

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