lunes, 28 de septiembre de 2020

Viaje al estrecho de Gibraltar 4

En nuestro último día por el Estrecho visitamos de nuevo el observatorio de Cazalla. Por allí observamos algún aguililla calzada.

Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus). Foto: Jose A. Matesanz

El viento había cambiado a Poniente, lo que hace más favorable para las aves planeadoras poder cruzar hacia África.



Seguían pasando los abundantes milanos negros, varios centenares en el par de horas que estuvimos.

Milano negro (Milvus migrans). Foto: Javier Luján

También pasaron centenares de halcones abejeros, o abejeros europeos como se llaman ahora, en muchas ocasiones, mezclados con los milanos negros.

Abejero europeo (Pernis apivorus). Foto: Javier Luján.

En menor número, el más pequeño de los carroñeros europeos, pasaba a velocidad de crucero, con ligero planeo, pero con decidida determinación. Todo un placer poder observar algunos individuos de alimoche.

Alimoche (Neophron percnopterus). Foto: Jose A. Matesanz

No había un minuto en el que no hubiera algún ave en el cielo. Las culebreras también formaban parte de los integrantes del espectáculo de la migración. En un constante goteo, de uno en uno, o en pequeños grupitos de 3-4 individuos, vimos pasar varias decenas de esta espectacular rapaz.

Culebrera europea (Circaetus gallicus). Foto: Fabián Luján

Después de esta mañana de disfrute, pasamos a otro de los momentos esperados de la excursión, la oportuna y exquisita paella en uno de los restaurantes de Tarifa. Tras una relajada sobremesa, nos desplazamos al observatorio del Estrecho.

Observatorio del Estrecho. Foto: Eduardo Ramirez.

Frente al observatorio, y ya en continente africano, el Monte Musa, imponente promontorio de 839m, se asoma al mar.

Monte Musa. Foto: Fabián Luján

En este observatorio, al menos en el momento de la tarde en el que estuvimos, el espectáculo corría a cargo de los varios miles de abejarucos que pasaron en grupos de variados tamaños.

Abejaruco (Merops apiaster). Foto: Pedro Juan Sanz

 Golondrinas, vencejos comunes y un vencejo real a última hora, ponían un broche excepcional a nuestro extraordinario viaje al estrecho de Gibraltar.

Muy recomendable. Volveremos!!!!!!!!

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