martes, 21 de marzo de 2017

Manifiesto por el lobo ibérico vivo



POR LA PROTECCIÓN DEL LOBO IBÉRICO Y EL FIN DE LAS MATANZAS
El lobo ibérico no sólo es un animal hermoso y emblemático, sino una pieza imprescindible del rompecabezas de nuestra naturaleza. Pero en pleno siglo XXI estamos asistiendo en España a una matanza de lobos a gran escala, una situación intolerable que genera una movilización sin precedentes de la ciudadanía. Cada vez somos más conscientes de que una naturaleza sana no es un lujo de minorías, sino la única garantía de supervivencia de nuestra especie. Y es que proteger nuestro patrimonio natural es, en realidad, un acto de defensa propia.
Los grandes carnívoros son los controladores naturales del equilibrio de los herbívoros silvestres, y esa función produce efectos en cascada en la pirámide ecológica, que redundan en una mayor salud de la fauna, la vegetación, el agua y el aire. La necesidad de restaurar esos equilibrios naturales es una prioridad mundial, y por eso las subvenciones al campo, que se pagan con los impuestos de todos, deben estar sujetas a la adopción de prácticas respetuosas con el medio ambiente, que es nuestro patrimonio común.
El lobo ibérico se desangra hoy en medio de una situación de profundo anacronismo. Nuestra legislación lleva décadas de retraso respecto al conocimiento científico. Aunque el lobo es una especie de interés comunitario en Europa, lo que nos obliga a mantener una población viable y sana, todavía se usa la matanza oficial de lobos (bajo el eufemismo de “control de población”) para, supuestamente, reducir los ataques al ganado. Pero sabemos de sobra que esas medidas no sólo no disminuyen los ataques sino que, al desestructurar las manadas, hacen que éstos aumenten. En algunas regiones el lobo es especie cinegética, a disposición del negocio de la caza de trofeos. Y aunque en teoría la caza deportiva sigue criterios técnicos, lo cierto es que el trofeo más buscado es el macho alfa, aquél cuya muerte causa el mayor trastorno en la sociedad del lobo y las peores consecuencias para la naturaleza y la ganadería.
Para colmo, parte de los lobos masacrados en España proceden de Portugal, donde están estrictamente protegidos y cuya defensa cuesta ingentes cantidades de dinero Europeo. Esta “gestión a tiros” está sumiendo al mundo rural en un círculo vicioso de crispación. Desde Europa se alienta el uso de medidas preventivas, pero la dinámica actual de ataques, venganzas y pagos compensatorios (a menudo sujetos a la picaresca) hace que no haya aliciente para tomar dichas medidas. Se ha llegado a pedir el exterminio local de la especie, lo que no sólo es demencial sino totalmente ilegal. Esta sangría se intenta justificar dando una imagen de abundancia del lobo basada en supuestos “censos” pagados por la propia administración, pero éstos ni son independientes ni tienen una metodología fiable.
Ante esta coyuntura, los convocantes de este acto hacemos una petición muy concreta: solicitamos la declaración del lobo como especie estrictamente protegida por ley en todo el territorio español, y exigimos el fin inmediato de su caza y de los controles letales de su población. Así el lobo simplemente tendrá el mismo estatus que otras especies como el águila imperial, el oso pardo o el lince ibérico. Eliminando el concepto de la matanza como gestión, daremos por fin el margen necesario a las medidas preventivas, y toda ayuda económica estará supeditada a la adopción de esas medidas. Así se dejará espacio para respirar a las nuevas generaciones del mundo rural, que anhelan un sistema nuevo en el que el ecoturismo y otras prácticas responsables con el medio ambiente y el bienestar animal permitan una mayor diversidad laboral y cultural.
Pero incluso estos cambios normativos sólo cubren el aspecto formal, y lo que perseguimos desde esta convocatoria es un cambio social más profundo. De nada vale una norma sobre el papel si las actitudes más miopes, insolidarias e incluso delictivas son toleradas desde las instituciones. Hace falta una ingente labor educativa, y tan importante como la protección legal del lobo es la divulgación de los valores positivos de la biodiversidad. Una labor que ya marcó la diferencia en nuestro país hace décadas, cuando Félix Rodríguez de la Fuente, cuyo aniversario se celebra en estas fechas, se enfrentó a la ignorancia ancestral, puso al lobo ibérico en nuestras pantallas y lo sacó del catálogo de las alimañas.
El lobo es un embajador del conjunto de nuestra fauna salvaje, y también un poderoso símbolo de libertad. Pero la libertad siempre tiene un precio, y por desgracia es posible acostumbrarse a su ausencia, como sabemos en este país. Y lo mismo pasa con la naturaleza salvaje. Sin libertad y sin naturaleza las personas nos transformamos en autómatas, y apenas nos damos cuenta de lo que perdemos y, peor aún, de lo que privamos a las siguientes generaciones. Condenar a nuestros hijos a vivir en un mundo gris, mezcla a partes iguales de vertedero y monocultivo a escala planetaria, es simplemente un crimen. Queremos un mundo verde, en el cual vivir y no sólo sobrevivir. Queremos naturaleza salvaje. ¡Queremos LOBO VIVO, LOBO PROTEGIDO YA!

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