Estos días por la tarde-noche también hemos salido en busca de anfibios con suerte dispar. Una noche observamos Ranita de San Antonio y Rana común y otra nada. Pero en la noche que no detectamos anfibios no nos volvimos de vacío.
En uno de los pilones donde buscamos, encontramos un ejemplar de culebra viperina (Natrix maura), más conocida vulgarmente como culebra de agua.
No estaba ahí de casualidad. En el interior del pilón varios cientos de renacuajos de sapo corredor cohabitaban con la culebra, sin saber que serán la comida del ofidio durante muchos días.
Después prospectamos el arroyo de Cantalojas sin éxito en el descubrimiento de sapos. Pero a la que volvíamos, en mitad del camino vimos lo que parecía un palo sospechoso.
Al encender las linternas descubrimos que se trataba de una joven culebra de escalera (Rhinechis scalaris)
Agradable sorpresa encontrarse a esta culebra en plena noche. Y es que aunque son reptiles de sangre fría, no sólo se mueven cuando hace sol. Basta con que las temperaturas templen para que se muestren activas.
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