domingo, 16 de enero de 2011

Cañada de la Vinatea.

Ayer sábado 15 de enero realizamos una más de nuestras salidas en el marco de nuestra campaña “Conoce tus cañadas y sus aves asociadas”. En esta ocasión, el recorrido transcurrió por la cañada de la Vinatea, que recorre de norte a sur el término municipal de Colmenar Viejo por su zona este.
Emprendimos recorrido a las 9:15h. A nuestro paso, las primeras aves posaban para nosotros. En primer lugar, un alcaudón real, descansando en su atalaya y observando a su alrededor en busca de su desayuno. Los primeros rayos de sol comenzaban a calentar, anunciando lo que sería una mañana soleada, plácida y cálida.
La cañada transcurre por una zona mixta de enebros y encinas, elegida por buen número de ganaderías de reses bravas para su crianza.



Entre mugidos de toros y cantos de totovías, el recorrido avanzaba con paradas intermitentes para observar grupitos de verdecillos, bisbitas comunes y pinzones vulgares, hasta que llegó uno de los momentos álgidos del día. Un precioso ejemplar de buitre negro descansaba plácidamente en la copa de un gran enebro, dejándose observar a placer con el telescopio.


Urracas, palomas torcaces, escribanos soteños y un par de picogordos seguían animándonos el recorrido con su presencia.
La anécdota del día vino cuando un ganadero nos advirtió de que fuéramos atentos ya que la noche anterior se les había escapado un toro bravo y todavía no le habían encontrado. A partir de ese momento, anduvimos más alerta y las bromas fueron constantes durante todo el recorrido. Afortunadamente, no tuvimos el encuentro con el bicho y todo quedó en una anécdota.
Llegaba la hora del regreso. El calor ya era más intenso y comenzó la presencia de aves planeadoras en el cielo. Buitres leonados, buitres negros, milanos reales y un grupito de tres ratoneros nos deleitaron con su destreza en mantenerse en el aire sin aparente esfuerzo.
Pero la segunda sorpresa de la jornada fue la presencia de un azor, que cerca de donde nos encontrábamos comenzó a coger una corriente térmica y cicleando fue cogiendo altura, permitiéndonos unos minutos de buena observación.


Una vez terminada la senda, decidimos parar unos minutos en el vertedero. Allí estuvimos observando gaviotas, cigüeñas, buitres y milanos. De repente, apareció en la escena una gran águila que en vuelo recto y dirección sur nos permitió verla unos segundos. ¿Águila real ó águila imperial?, esa es la cuestión, pero sin duda, un buen colofón.

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