Algún macho de tarabilla común se dejó ver. Como siempre muy confiados y con señales de alarma por la cercanía, seguro, de su nido.
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Tarabilla común (Saxicola torquata) |
Una liebre nos salió de los pies, de un "encame" junto a unos chaparros pequeños en crecimiento. Un poco quizás aturdida del despertar, en vez de alejarse mucho, se quedó un rato observándome, lo que me permitió disfrutar unos minutillos de ella.
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Liebre |
Mucho más abundante que la liebre es el conejo. Esta abundancia hace que se junten en este espacio varios depredadores. Desde zorros, a aves rapaces como milano real, aguila imperial y aguililla calzada. En esta ocasión pudimos descubrir posada a una preciosa calzada de morfo oscuro.
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Aguililla calzada morfo oscuro (Hieraaetus pennatus) |
También, por supuesto, los milanos negros, que se pueden ver casi por cualquier lado, aunque más que por la abundancia de conejos, yo diría que por la cercanía del vertedero y por la adaptación oportunista de este ave.
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Milano negro (Milvus migrans) |
Gracias a esta abundancia de milanos, el crecimiento de la población de gorriones morunos ha ido en paralelo, ya que tienen como costumbre, construir sus nidos entre las ramas de los mismos.
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Gorrión moruno (Passer hispaniolensis) |
También pudimos comprobar como nuestros primillas usan este preciado paraje como lugar de caza. Varios individuos cerniéndose y uno de ellos que se posó en una roca estaba anillado. Tras leer la anilla, comprobamos que es uno de los reproductores de nuestra Basílica.
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Cernícalo primilla (Falco naumanni) |
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